Tóxicos y olores
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Existen una serie de tóxicos que despiden olores característicos.
Pero pueden ser muy tenues, pueden estar enmascarados por otros como
el del etanol, los vómitos, la diarrea u otros olores ambientales.
Además, la sensibilidad a un determinado olor presenta una
gran variabilidad individual entre los distintos observadores. De
hecho se necesita una gran experiencia para identificar todos los
olores que más adelante se especifican. Por lo tanto, el que
un olor típico de una sustancia no sea percibido no supone
poder descartar su existencia como causante de intoxicación
aguda.
Las principales sustancias con olores especiales
son:
- Acetona, cetoacidosis, cloroformo, isopropanol, lacas: olor
a acetona.
- Ácido sulfhídrico, mercaptanos, disulfiram: olor
a huevos podridos.
- Arsénico exhalado, dimetilsulfóxido (DMSO), paratión,
fósforo, malatión, organofosforados, selenio, talio:
olor a ajo.
- Cianuro: olor a almendras amargas.
- Cicutoxina (cicuta): olor a zanahoria.
- Etanol, isopropanol, nitrito de amilo: olor afrutado.
- Etclorovinol: olor picante y aromático.
- Fenol: olor a desinfectantes.
- Hidrato de cloral, paraldehído: olor picante o agrio.
- Insuficiencia hepatocelular, sales de zinc: olor a pescado o a
hígado crudo.
- Metilsalicilato: olor a té del Canadá.
- Monóxido de carbono: olor a gas carbónico asociado.
- Naftaleno, paradiclorobenceno: olor a bolas antipolilla.
- Nicotina: olor a tabaco.
- Nitrobenceno: olor a betún de zapatos.
- Uremia: olor a amoníaco.
- Vacor (rodenticida): olor a cacahuetes.
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