Tratamiento |
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El tratamiento requiere medidas generales
de apoyo dependiendo de la sintomatología
Si el consumo por vía oral es reciente,
se emplearán medidas generales de descontaminación
digestiva para evitar su absorción.
El objetivo inmediato es reducir la hiperactividad
simpática y controlar la sintomatología psiquiátrica,
especialmente la agitación, ansiedad y psicosis. Los agentes
de elección son las benzodiacepinas. Por ejemplo diazepam
oral (10-20 mg) o intravenoso lento (10 mg) o midazolam (5-10
mg i.m.). En ocasiones bastan para controlar al paciente y normalizar
los signos vitales.
Si no se reduce la sintomatología psiquiátrica
pueden emplearse, con mucha precaución, los antipsicóticos
(haloperidol) ya que reducen el umbral convulsivo, alteran la
regulación de la temperatura y provocan hipotensión
y distonías.
Si no se controlan los signos cardiovasculares,
pueden emplearse para las arritmias los betabloqueantes (pero
pueden producir vasocontricción coronaria), y fentolamina,
nitroprusiato, nifedipina o captopril para la hipertensión.
El tratamiento de la hipertermia requiere
un enfriamiento rápido del paciente y control de la agitación.
La rabdomiolisis precisa tratamiento específico con hidratación,
soporte cardiovascular e incluso hemodiálisis (si se complica
con insuficiencia renal).
No debe utilizarse la diuresis ácida
forzada para aumentar la eliminación de anfetaminas; la
terapia sintomática descrita es suficiente y menos arriesgada,
ya que esta técnica puede aumentar la precipitación
de mioglobina por la rabdomiolisis y aumentar el fallo renal.
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