Introducción |
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Figura 1
Radiografía simple de
abdomen, en la que se detectan múltiples imágenes radioopacas
de densidad metálica, procedentes de un paciente que se
intento suicidarse disparándose con una escopeta de caza
(perdigonada).
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Figura 2
Radiografía simple de
abdomen, en la que se detectan imágenes radioopacas de densidad
metálica, sobre ciego y colon ascendente, en un mujer que
desarrolló un saturnismo, debido a la ingesta durante varios
meses de precintos metálicos de botellas de vino.
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Los principales efectos tóxicos debidos
al plomo son conocidos desde hace más de 2.000 años.
Las actividades laborales de mayor riesgo son la fusión
primaria y secundaria del mineral, fabricación y demolición
de baterías, fabricación de plásticos (estereato
de plomo), pulido y refinado de metales, desguace de buques, fabricación
y uso de pinturas, fabricación y/o utilización de
barnices y esmaltes para cerámicas, etc.
De los diferentes riesgos no laborales al
plomo destacan el cocinar o almacenar alimentos o bebidas en recipientes
de cerámica vidriada, ingestión de bebidas alcohólicas
de destilación ilícita fabricadas en serpentines
plomados, ingesta de vinos tratados con arseniato de plomo o con
acetato de plomo como antifermentativo, aguas de consumo canalizadas
a través de cañerías de plomo, ingestión
de plantas medicinales, retención y reabsorción
de proyectiles (Figura 1),
fenómeno de la "pica" (niños que chupan
o ingieren pintura rascada de las paredes), masticación
de envoltorios metálicos a base de plomo (Figura
2), inyecciones intravenosas de heroína adulterada,
etc.
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