Primeras noticias |
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La evolución histórica de la toxicología sigue
una línea continua en la que hay etapas de aceleración
junto a otras de ritmo lento.
Inicialmente, desde la antigüedad remota, los productos que
podían ser causa de una intoxicación eran relativamente
pocos. Se trataba siempre de sustancias existentes en la naturaleza.
Las más importantes y numerosas eran algunas plantas que
se utilizaban también con intención terapéutica.
Esta visión, de asociación a plantas medicinales,
domina durante muchos siglos el enfoque del estudio de los tóxicos.
Existen descripciones bastante antiguas y correctas de este tipo
de agresivos.
Otro capítulo era el de los venenos de origen animal, principalmente
mordeduras o picaduras de serpientes y escorpiones, en nuestro medio.
Finalmente unos pocos tóxicos de origen mineral, entre los
que ya destacan el plomo y el arsénico.
De este periodo quedan pocos escritos. Las obras más importantes
de la antigüedad se deben a Nicandro de Colofón, médico
griego del siglo II a.C. y a Dioscórides (siglo I d.C.) médico
militar en Roma, autor de un texto amplio sobre las plantas medicinales
en que dedica un libro a venenos.
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