Tratamiento |
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El tratamiento de la sobredosis consiste,
en primer lugar, en establecer medidas generales de reanimación
para, posteriormente, tratar las diversas complicaciones.
Los signos de sobreestimulación simpática
y del SNC se tratarán con la administración de benzodiacepinas
(p.e. diazepam oral 5-10 mg). También se administrarán
estos fármacos en casos de ansiedad, agitación,
y convulsiones.
Deben evitarse en lo posible los antipsicóticos,
ya que reducen el umbral convulsivo. En caso necesario puede emplearse
haloperidol a dosis bajas.
El tratamiento de la hipertermia requiere
un enfriamiento rápido del paciente.
Para la hipertensión pueden utilizarse
fármacos antagonistas del calcio o nitroprusiato sódico.
Para tratar la taquicardia habitualmente es suficiente una benzodiacepina,
pero si es preciso pueden usarse antagonistas del calcio (diltiazem,
verapamil). Para la angina son útiles los nitratos y el
AAS.
El uso de bloqueadores b
para tratar la toxicidad cardiaca es controvertido. Los bloqueadores
b pueden provocar efectos a-adrenérgicos
no opuestos que empeorarían la vasoconstricción
general y coronaria. También es controvertido el uso de
lidocaína, ya que reduce el umbral convulsivo y comparte
el mismo mecanismo de acción sobre la conducción
cardíaca.
Si el paciente presenta signos de venopunción,
debe valorarse la necesidad de administrar naloxona, al ser cada
vez más frecuente la combinación intravenosa de
heroína con psicoestimulantes.
En los portadores corporales debe efectuarse
una monitorización intensiva e intentar acelerar el tránsito
con polietilenglicol y añadir carbón activado.
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